Cuento a partir de un seuño
El gato escapista
Olivia Irasusta
Santiago Castellano comision 05
Escribir un cuento a partir de un sueño que hayamos tenido
Individual
Primera escritura
Olivia siempre había sentido que el mundo de los sueños y la vigilia se mezclaban con facilidad. Pero esa mañana, al despertar, no tenía certeza de en qué mundo estaba. El reloj marcaba las siete, la luz del sol entraba tímidamente por la ventana, y Thor, su gato negro de ojos verdes, dormía plácidamente a los pies de su cama. Todo parecía normal, pero algo estaba fuera de lugar. Era un día común, pero Olivia sentía una extraña ansiedad, como si un presagio pesado se colara en su pecho. Decidió salir al jardín para despejarse. Thor, siempre curioso, la siguió en silencio, como si intuyera su incomodidad. Caminaba por el césped, disfrutando del aire fresco, mientras el gato correteaba de un lado a otro, saltando sobre las plantas y persiguiendo sombras invisibles.De repente, sin que Olivia pudiera explicarlo, Thor giró y comenzó a alejarse rápidamente, como si algo lo hubiera llamado. Olivia lo observó con confusión; nunca lo había visto comportarse de esa manera. Llamó su nombre, pero Thor no se detuvo. Siguió corriendo, cada vez más rápido, hacia la parte más lejana del jardín.Olivia comenzó a correr tras él. El corazón le latía fuerte, el suelo bajo sus pies parecía desmoronarse a medida que avanzaba. A cada paso, sentía como si el jardín se hiciera más grande, más vasto, más irreal. Las flores, los árboles, todo comenzaba a distorsionarse, pero ella no se detenía. Thor seguía adelante, saltando entre arbustos y ramas caídas, siempre unos pasos más allá de su alcance. A medida que avanzaba, el paisaje se transformaba. Las casas vecinas desaparecieron, el cielo se oscureció y la luz del sol se tornó un extraño tono violáceo. El aire estaba más denso, como si el tiempo mismo se hubiera ralentizado. Olivia sentía cansancio en sus piernas, pero no podía detenerse. El jardín se había convertido en un laberinto de túneles de niebla. Atravesó cada uno, pero siempre que alcanzaba el punto donde había visto a Thor, el gato desaparecia, dejándola sola con la niebla que se cerraba a su alrededor. Cada vez que pensaba que lo tenía cerca, algo extraño ocurría. Un susurro le rozaba el oído, palabras que no entendía, voces que la llamaban por su nombre. Finalmente, en un rincón oscuro y sombrío del jardín, vio a Thor, quieto, con la mirada fija en ella. Sus ojos brillaban intensamente, casi como si reflejaran un universo que no comprendía. Olivia se acercó con pasos lentos, temerosa de que en cualquier momento el gato pudiera escapar de nuevo. Cuando estuvo cerca, extendió la mano hacia él, pero justo cuando sus dedos casi lo tocaban, Thor giró y desapareció entre las sombras.Olivia gritó, pero su voz no salió. Se quedó allí, inmóvil, rodeada por la niebla que ahora se había vuelto espesa como la neblina de un sueño pesado. El silencio la envolvía, y el corazón le latía desbocado. El jardín parecía extenderse interminablemente, más allá de lo que la vista podía alcanzar. El gato nunca volvió.De repente, algo se movió en la distancia, un pequeño destello en la niebla. Olivia corrió hacia él con la esperanza renovada de encontrarlo, pero el paisaje parecía transformarse constantemente, como si fuera un espejismo. Cada vez que pensaba que lo había alcanzado, algo la detenía: el suelo se volvía resbaladizo, el aire más espeso, y las sombras más densas.Thor ya no estaba.
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